La miserable rusalka
Trágicamente enamorada
El amor verdadero da alas y el desafortunado las corta. De lo sufría la acróbata hermosa Inés que una vez estuvo en Lublin en el teatro en la esquina de las calles Jezuicka y Dominikanska.
El edificio del teatro de verano era alquilado con gusto para presentaciones de circo. Las salas siempre estaban llenas. Joselito, porque probablemente se llamaba así, frecuentemente visitaba este lugar con sus colegas. Toda la vida recordaba una noche cuando en teatro actuó un grupo pasajero de acróbatas. La luz de las lámparas de parafina se reflejaba en los trajes bordados de lentejuelas de las chicas guapas que se deslizaban en los trapecios bajo la cúpula del teatro. Y, de repente, Joselito vio algo más brillante que las lentejuelas y estrellas.
Estos eran los ojos de una de las acróbatas, una belleza con el pelo negro azabache con el nombre artístico Inés. Y el joven de Lublin se enamoró de la artista del circo. Paseaban en la luz de luna. Joselito le aseguró a la chica su amor eterno. El corazón de la bella Inés correspondió a los sentimientos del caballero de Lublin. Cada amanecer después de separarse de su amado, la chica contaba con miedo que pocos días quedaron a fin del contrato. – Me iré y me olvidará- se preocupaba.
Al fin, tomó la decisión. La noche anterior de su última función le dijo a su amor: – Me ha decidido, puedes presentarme a tu mamá- me quedo. El joven casi se desmayó, pero no a culpa del exceso de emociones colmadas, sino por la perspectiva de informar a su madre de que su apreciado hijo único, ha elegido una chica dispuesta sin reputación y fortuna. Le explicó a la dulce Inés que no tenía que sacrificarse por él y terminar su carrera escénica. – Sufriré inmensamente- mentía el malvado con dulzura- pero seré fuerte. Inés miró al caballero con la mirada siniestra y desapareció. Durante su última presentación, cuando se deslizó bajo el techo del teatro, en vez de agarrarse al trapecio, se cayó.
El alma de la miserable suicida, se convirtió en una rusalka (ninfa de agua) y de ahí el nombre del barrio provenga. Y hasta ahora, en los rincones de la zona se puede oír sus gemidos y suspiros.
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